La vida es vida, sea un gato, un perro o un humano.

No hay diferencia entre un gato y un humano.

La idea de la diferencia es una idea humana para provecho del hombre“.

Sri Aurobindo

 

En México el maltrato animal se considera un delito, el cual se encuentra tipificado en el Código Penal Federal, la Ley Federal de Sanidad Animal, al igual que en la Ley de Protección a los Animales de la Ciudad de México, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de 2002 y reformada por última vez el 4 de mayo de 2018. Sin embargo, la legislación pareciera quedarse corta, ya que 7 de cada 10 animales domésticos sufren de algún tipo de maltrato. 

Según datos estadísticos presentados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), la república mexicana se encuentra en la tercera posición del maltrato animal a nivel latinoamericano, lo que no sólo representa un alto grado de violencia, sino que también muestra la clara postura de muchos de los habitantes de este país, la mayoría, guiados por un comportamiento de crueldad en cuanto al cuidado de los animales de compañía. 

Para ser un poco más precisos en nuestro país existen cerca de 30 millones de perros, y según datos del INEGI, un 70% de ellos vive en situación de calle. Estas cifras sin agregar a los gatos, porque no hay un estimado de su población total.

El maltrato animal es el comportamiento irracional de una persona hacia un animal con la finalidad de causarle sufrimiento, estrés o incluso la muerte. No solo implica lastimarlo físicamente, sino también abandonarlo, privarlo de alimento, descuidar su higiene o salud, dejarlo a la intemperie, en azoteas o amarrado, entre otros.

Y es que, la violencia es violencia, sin importar a quien vaya dirigida, si es animal, niña, niño, mujer, persona mayor u hombre, no distingue clase social, ni raza, e impacta y afecta a todos por igual. 

En este sentido, desde una perspectiva criminológica, se puede estudiar el origen, las causas, factores y razones culturales, económicas y biológicas que generan un comportamiento o conducta antisocial. Todo esto forma parte de un punto clave cuando nos referimos a los componentes de aplicación del Derecho Humano a la seguridad pública, pues de acuerdo con el artículo 21 de la Constitución mexicana, estos son; 1) la prevención; 2) la investigación y; 3) la persecución de los delitos.

Pero cuando hablamos del maltrato animal durante la infancia como indicador o enlace de comportamientos violentos o criminales en la adultez, resalta más el de la prevención. El regular (poner reglas) y aplicar sanciones, combinadas con otros medios como la educación, la detección y la atención temprana puede servir como política para la prevención del delito. Lo que ven, viven y aprenden los niños puede ser definitorio.

IMPUNIDAD E INEFICACIA

Según información aportada por AnimaNaturalis, la Fiscalía General de la República (FGR) dio a conocer que entre el 2019 y 2020 no recibió ninguna denuncia por delitos relacionados con la cría, entrenamiento, transporte, promoción, anuncio, organización, compra-venta o se preste o rente un espacio para realizar peleas de perros, razón por la cual, no abrió ninguna carpeta de investigación en el país.

Empero, se reportaron un estimado de 2.490 denuncias por maltrato animal, de los cuales, sólo hubo 155 agresores que fueron puestos a disposición ante las fiscalías, esto equivale al 0.06% en relación al número de carpetas de investigación que fueron abiertas.

Los resultados de los casos llevados a juicio son aún mucho más bajos, pues en el mismo periodo sólo se iniciaron 195 casos judicialmente, de los cuales 101 agresores fueron vinculados a proceso y decepcionantemente sólo se dictaron 18 sentencias por este delito en dos años, aunque 14 agresores tuvieron como pena la privación de su libertad en todo el país. 

La suma de todas las sanciones económicas impuestas no rebasaron los 130 mil pesos, por lo que el índice de castigo a este delito es menor al 0.01% en todo el país, cuando al mismo tiempo se calcula que al año mueren aproximadamente 60 mil animales víctimas de la violencia. 

Un dato importante es que de treinta fiscalías estatales solamente en cinco Estados se han impartido en los últimos cinco años cursos de capacitación a sus agentes del Ministerio Público, personal de investigación y administrativo.

¿CÓMO DENUNCIAR MALTRATO ANIMAL EN LA CDMX?

De acuerdo con el periódico Excélsior, si detectas o eres testigo de maltrato animal, puedes denunciarlo ante la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. Este delito puede ser detectado en algún domicilio o mediante redes sociales, por lo que la denuncia se podrá realizar por teléfono o correo electrónico. Si identificas maltrato animal en algún domicilio o en cuentas de redes sociales, denuncia a través de la Policía Cibernética en: policia.cibernetica@ssc.cdmx.gob.mx o a los teléfonos: 52-42-51-00 o 52-08-98-98.

 

REFLEXIÓN:

Es necesario cuestionarnos si sabemos tener animales de compañía, empezando por reflexionar la forma en que se les ha percibido por mucho tiempo; como objetos y seres inferiores, parte de la visión antropocéntrica que hemos heredado.

Existe poco interés en esta problemática y se considera competencia de protectores de animales y/o autoridades. Sin embargo; al afectar al tejido social desde su núcleo: la familia, se convierte en un tema de interés público. El maltrato animal es una escalera de violencia; quien maltrata animales, maltratará a familiares, pareja, o a cualquier persona. 

Finalmente podemos concluir afirmando que en compañía de la tradición positivista del derecho mexicano, en la que se considera que con el sólo hecho de legislar el problema se soluciona, nos da como resultado una ineficacia normativa, que termina contribuyendo a la pérdida de confianza de la ciudadanía con su Estado.

Siguiendo el discurso no determinista, la detección temprana de comportamientos crueles hacia los animales, puede prevenir el delito pero también contribuye a las acciones de sanación para tratar de recomponer el tejido social, el cual se encuentra gravemente lastimado en nuestro país, por razones muy diversas como la corrupción, la falta de educación suficiente, la ausencia de retribuciones adecuadas al trabajo realizado, la protección de los derechos humanos fundamentales, la destrucción del entorno, etc.