Fuente: Serendipia.digital

 

La desaparición de personas en México es un tema que día a día sigue agobiando a cientos de familias. Y es que, según los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, en nuestro país ya suman más de 110 mil personas no localizadas. El suceso acontecido en Zapopan, Jalisco, con la desaparición de los jóvenes que trabajaban en el call center, trajo nuevamente el tema a la palestra.

 

La periodista de Quinto Elemento Lab. Santiago, Violeta Santiago, especialista en temas de Derechos Humanos, comenzó sus labores tras graduarse en la universidad, en febrero de 2014, año en el que también comenzó a dar cobertura a casos de desapariciones en Agua Dulce, Veracruz, municipio del que es originaria. 

 

La periodista recordó que los primeros casos sobre desapariciones en Veracruz comenzaron a ocurrir entre 2008 y 2009, durante la administración del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán. Aunque esta problemática se concentró en un inicio al norte de la entidad, eventualmente fue escalando hasta agravarse y llegar a casi todo el estado. 

 

En este sentido, en el 2014, la militarización dentro de Veracruz comenzó a ir en aumento, pues según narra Santiago, el gobierno comenzó a implementar nuevos sistemas de seguridad en las calles: “compraban cámaras, habían más patrullas en las avenidas y se construían bases que posteriormente serían ocupadas por agentes de la policía estatal o la Guardia Nacional”. Y desde la perspectiva de la periodista, este hecho comenzó a agravar la situación de la inseguridad y la violencia, pues en lugar de que protegieran a la ciudadanía, se reportaron casos en donde la propia policía entraba por la fuerza a las casas para privar a las personas de su libertad sin razón alguna; una vez que esto sucedía, no se volvía a tener información sobre su ubicación. 

 

Durante las investigaciones, Violeta Santiago empezó a notar que existían ciertas discrepancias e irregularidades en los registros de personas desaparecidas, en comparación con el número de cuerpos localizados en las búsquedas de fosas comunes, pues la información que era proporcionada por la Fiscalía del Estado en su momento, era escasa o incluso nula. Como respuesta emergente a esta situación, las familias, amistades, compañeros y otras personas comenzaron a organizarse para iniciar la búsqueda de sus seres queridos, por lo que eventualmente fueron creando organizaciones y colectivos para obtener alguna pista o indicio que los llevara a dar con el paradero de todas las personas desaparecidas.

 

Sobre esto, Violeta comenta que, desde su punto de vista, los medios no deberían ser repetidores de los discursos oficiales que otorgan las autoridades, pues estos siempre tienden a revictimizar a las personas desaparecidas, aludiendo a que si no se obtiene información sobre su paradero, es porque probablemente se encontraba implicada en algún delito. Este mismo discurso es replicado por la sociedad, llegando a normalizar este acto que conduce a la violación de derechos humanos, y que quita responsabilidad al estado encargado de que existan este y otros problemas estructurales como los feminicidios. 

 

Iniciativa “A dónde van los desaparecidos”

Debido a la falta de información sobre las personas desaparecidas y a la dificultad para acceder a ella, la iniciativa “A dónde van los desaparecidos” creó una base de datos que puede ser consultada a través de su portal y que es actualizada con los datos otorgados por el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, mismo que es alimentado por los registros de las fiscalías de cada estado.